“Oro verde”, pero ¿A qué costo?

El pasado 21 de abril se celebró el día internacional del banano y el plátano, momento en el que se exhiben de manera victoriosa las ganancias de US$22,2 millones de exportaciones de banano del periodo de enero de 2023 en Colombia (DANE, 2023). Este es un gran día para los terratenientes y multinacionales bananeras que se encuentran en el departamento del Magdalena o en otros lugares donde ejercen su extractivismo ya que le recuerda sus ganancias exponenciales gracias a la compra masiva del banano del norte global. Detrás de estas ganancias exorbitantes se encuentran hombres y mujeres que día a día desde muy temprano hasta altas horas de la noche se “esclavizan” para lograr la siembra y corte de la fruta con el sello pretencioso de calidad. A pesar de esto, sus oficios variados no son bien remunerados, pero no queda de otra que seguir en esa misma cotidianidad debido a las difíciles oportunidades de empleo o violencia que existe en los territorios.
Como habitante de la Zona Bananera rememoro las explotaciones laborales y atropellos por parte de terratenientes y multinacionales extranjeras a sus trabajadores, en especial en el departamento del Magdalena. Las experiencias de vida de familiares, amigos y vecinos es una prueba fehaciente de esta realidad que día a día se paga con sudor y sangre. Lo anterior, nos sitúa a los atropellos sufridos por los trabajadores de la compañía estadounidense United Fruit Company, lo que condujo a una serie de manifestaciones donde los trabajadores exigían su identificación como ciudadanos, así como sus derechos sociales donde se incluían la mejora de los sueldos, servicio de salud, vivienda entre otros, no obstante, estos requerimientos fueron ignorados completamente por parte de la UFCO la que veía a los huelguistas como “subversivos comunistas” y que dicha huelga se debía exterminar de inmediato (LeGrand, 2009). El 5 de diciembre de 1928 el Ejercito Nacional con complicidad de la compañía estadounidense arremete contra la multitud y se da el asesinato de un número indeterminado de personas.
A pesar del cumplimiento de los 94 años de la masacre de las bananeras aun esos requerimientos y exigencias de los huelguistas se evidencian en la actualidad, muchos trabajadores y trabajadoras inician sus jornadas laborales desde las 5:30 de la mañana hasta las 9:00 de la noche, sin descansos adecuados y sin medidas de seguridad apropiadas por tan solo cuarenta mil pesos, es importante mencionar que estos trabajadores son en su mayoría ocasionales y se ven expuestos a trabajos físicamente exigentes y peligrosos, se exponen a agrotóxicos que son utilizados en grandes cantidades en la industria bananera y que pueden ser contraproducentes a la salud.
El señor Juan Barrios ex representante de los trabajadores de unas de las fincas bananeras más extensa de la Zona Bananera manifiesta:
Aquí se dice que los padres solo conocen a sus hijos los sábados y domingos porque el resto de la semana entran temprano en la mañana y salen tardísimo de las fincas, entonces cuando salen los hijos están durmiendo y cuando llegan los encuentran durmiendo, eso del corte es pesao uno queda cansao y con dolor en la espalda, y llegar a la casa medio descansar para al día siguiente otra vez la misma vaina y ni modo porque si uno se pone a pelear por los derechos de uno y sus compañeros lo sacan o lo mandan a matar, yo por eso me salí de eso de la junta como representante (J. Barrios, comunicación personal, 23 de abril del 2023).
En concordancia a las palabras del señor Juan Barrios, durante la intensificación de la violencia paramilitar todo aquel que hiciera parte de grupos sindicalistas eran asesinados por las mismas razones de los huelguistas de la masacre de las bananeras ya que eran vistos como insurgentes guerrilleros que debían ser cortados de raíz, uno de los sindicatos que sufrió por los asesinatos selectivos de sus miembros en el Magdalena fue SINTRAINAGRO el señor Aniano Cervantes habitante del corregimiento de Orihueca, Zona Bananera lo afirma
Había un hijo de un terrateniente que ofrecía no se cuantos millones por las cabezas de sindicalistas de SINTRAINAGRO, no importaba si ya usted no era sindicalista ya estaba manchao decían los paracos, vea, un día fueron a la casa de un señor que fue sindical en la Gran Vía y como tenía reja la casa le amarraron unas cadenas al carro y tumbaron la reja y lo sacaron y lo mataron por allá en la vuelta del cura (A. Cervantes, comunicación personal, 11 de septiembre de 2022).
Lo anterior nos lleva a pensar las razones por las cuales la mayoría de los trabajadores deben “acoplarse” a estas extenuantes jornadas laborales sin reparos, son muchas las circunstancias, entre ellas se resaltan el miedo a la muerte o al hambre. De alguna manera, esta situación perpetúa un ciclo de incertidumbre y silencio en las personas que se dedican al oficio del banano, el escuchar las palabras de mis allegados al afirmar “que no hay de otra” o que “si uno habla lo cogen de pendejo”, es una de las manifestaciones de subyugación más fuertes en estos lugares, a esto se le suma que al llegar los coordinadores gringos de “comercio justo” a verificar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores, los capataces o administradores obligan a las personas a mentir sobre estas, traigo a colación las siguientes palabras que se relaciona a lo anteriormente descrito: “imposiciones de opciones de una conciencia a otra, conformado primeramente en relación a pautas ajenas a ellos, las pautas de los opresores” (Freire, 1968, p.45).
A pesar de las regulaciones gubernamentales y las campañas de conciencia pública sobre los temas de explotación laboral, en la industria bananera esto sigue siendo un grave problema debido a las condiciones precarias antes expuestas, por tal manera, considero que este breve escrito se puede releer cada día o año, en cualquier momento dará cuenta de lo vivido y lo que falta por vivir para muchos trabajadores bananeros que día a día luchan por su subsistencia en circunstancias de explotación. Todo lo desarrollado en esta columna de opinión se resume en un fragmento de la canción de Santander Duran, titulada Las bananeras del año 1974:

Se fueron
Se fueron las bananeras
Explotaron
Explotaron la nación
Solo quedan los recuerdos de otras eras
Añoranzas y quimeras deudas penas y dolor
Porque allá en la zona bananera allá sufre sin queja un pueblo soñador (Bis)
Que nada gano al pelear dos guerras ay solo que hoy olviden su dolor
Es el pueblo bananero de abarca y de sombrero que espera redención
Es el pueblo bananero de estirpe guerrillero pilar de la nación.

1.El siguiente telegrama del entonces embajador de los estados unidos en Colombia Jefferson Caffery menciona un estimado de muertos: “En relación con mis informes anteriores sobre la huelga de Santa Marta, y con especial referencia en ese sentido a mi Despacho Nº 55 del 29 de diciembre, tengo el honor de informar que el representante en Bogotá de la United Fruit Company me dijo ayer que el número total de huelguistas muertos por los militares colombianos supera los mil” (Comisión de la Verdad, s.f).

2.La cifra de los pagos diarios pueden variar dependiendo del oficio realizado, muchas labores son pagados a 35.000 pesos.

3. Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria.

Autor