Chimichagua, entre las artesanías y las desigualdades socioeconómicas

Uno de los mayores problemas que se presentan en las poblaciones humanas desde tiempos pretéritos es la divergencia social observada en diversos ámbitos de la sociedad. En suma, al analizar la desigualdad socioeconómica, y en particular, algunos de los contextos donde éstas se presentan, nos puede llevar a tener una mejor perspectiva de la relación que se ostenta entre estos dos fenómenos, puesto que es una problemática que coexiste con muchas otras realidades de aquellos individuos que habitan en las periferias de los diferentes países y ciudades del mundo, que de una u otra manera se les ha marginalizado. 

Cabe señalar que vivimos en una sociedad dirigida por élites que, por el deseo de organizar grupos humanos, crean diferencias que conducen a la desigualdad. Por lo tanto, estas irregularidades no son sólo contradicciones que tienen que ser explicadas desde un enfoque socioeconómico, sino que, además, según Arzate (2009), ante estos puntos de diferenciación que se muestran en los grupos sociales, compete reflexionar sobre la misma disparidad más allá de una significación figurada y ponerla dentro de la interpretación de una planificación estructurada de lo colectivo.

Por consiguiente, estas divergencias son, por lo general, problemáticas sociales que se dan mayormente en los países periféricos y, sobre todo, en las zonas adyacentes de éstos y, en esa medida, Colombia, no es ajena a estas disconformidades, puesto que algunos de los problemas que se presentan en el país son estos desniveles sociales que se ven en las poblaciones que habitan en la periferia, como es el caso de algunas poblaciones de Chimichagua en el departamento del Cesar/Colombia que se encuentran en un estado de abandono. No obstante, cabe resaltar que, no es que el Estado no esté presente en estas poblaciones, por el contrario, es una forma de presencia de éste en abandono de estas mismas.

Ahora bien, el pasado 14 de abril del presente año, se realizó una salida de campo con el grupo de taller electivo III a la Ciénaga de Zapatosa en Chimichagua/Cesar; en la cual realizamos un recorrido fluvial por la Ciénaga visitando algunas de las poblaciones que se encuentran a su alrededor, como Santo Domingo, Sempegua, Saloa, La Mata y Candelaria. Aunque, una de las primeras poblaciones que visitamos antes del recorrido por la Ciénaga de Zapatosa fue la vereda de los Fundadores, en el cual también se perciben algunas de las condiciones vulnerables en las que se encuentran sus moradores.

De hecho, en ese recorrido tuve la oportunidad de estar de manera presencial en las poblaciones antes mencionadas y en esa medida pude observar y analizar, mediante los encuentros y charlas con algunos artesanos que viven en los diferentes lugares, la situación de precariedad en la que se encuentran.
En suma, todas esas disconformidades sociales que se dan en las poblaciones antes mencionadas tienen que ver con la falta de abandono estatal, puesto que, esas condiciones de pobreza en las que viven las familias que residen en estos lugares, especialmente, en las veredas los Fundadores y Santo Domingo, es lamentable. Por un lado, el escuchar del señor Miguel Hernández, residente de la vereda Santo Domingo, que los jóvenes para asistir al bachillerato tienen que ir hasta Chimichagua para poder acceder a una educación de nivel secundario me impresiono, sobre todo al ver el estado de deterioro en el que está el colegio donde les dictan las clases de la básica primaria, y por otro lado, me causo más angustia al escuchar decir a este señor que no cuentan con un puesto de salud al que puedan recurrir en caso de emergencia o por consulta general y que les toca trasladarse hasta Chimichagua.

Por consiguiente, el estar ahí, percibiendo todas esas realidades de estas poblaciones, evoca, en muchas ocasiones, sentimientos de enojo y tristeza al ver las condiciones de pobreza en las que se encuentran. Sin embargo, hay que rescatar que, a pesar de todas esas condiciones ya nombradas, son poblaciones que en su diario vivir luchan para salir adelante, por tener unas mejores condiciones de vida en lo que cabe con respecto a las fuentes de ingreso con las que cuentan, como son la artesanía y la pesca principalmente, entre otras actividades como el turismo. Aparte, estas localidades son ejemplos vivos de lo que Fals Borda ha llamado “culturas anfibias”, puesto que han establecido una relación propia con el agua por su inmediación con la Ciénega de Zapatosa y han generado formas de subsistencia a través de la pesca artesanal, la agricultura y las artesanías en palma de estera; las cuales son maneras que estas comunidades han implementado para adaptarse al entorno en el que se habitan, como es el caso en Santo Domingo, lo cual me parece pertinente mencionar, donde el señor Miguel Hernández explicó que, al ocurrir las inundaciones por parte de la Ciénaga, los habitantes de la vereda salen en canoa, y esto lo podemos entender como una de las estrategias que esta población ha desarrollado para su supervivencia en caso de inundación. Sin embargo, son formas de adaptación y sostenimiento que resultan algo impensable para las personas que somos ajenos a estos grupos, pero que se puede considerar como formas de resistencia en la que cada población, en medio o inmersos en los problemas que los acarrea, buscan la forma de sobrevivir.
Ahora bien, las experiencias vividas en campo nos ayudan y contribuyen en nuestro aprendizaje, puesto que nos brindan la posibilidad de mirar el mundo desde otra perspectiva, y este caso en espacial, desde un punto de vista antropológico, ya que, en nuestra formación como antropólogos, podemos llevar los conceptos adquiridos en clases a las realidades en las que se encuentran muchas poblaciones sumergidas, que se podría decir, son lugares olvidados por el gobierno en donde se evidencia, como se mencionó al principio, una ausencia de Estado

En conclusión, se puede decir que, debido a la corta visita a los grupos poblacionales antes mencionados y a nuestra condición como estudiantes, no es posible aportar mucho en la solución de los problemas encontrados durante las prácticas de campo realizadas, pero podemos tener una mirada más cercana o con más detalle de esos contextos o realidades que rodean a diversos grupos humanos, pero de los cuales, a veces, no tenemos conocimiento, como es el caso de las desigualdades socioeconómicas en las que están inmersas muchas poblaciones en la Ciénaga de Zapatosa en Chimichagua/Cesar en Colombia.

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