Es mejor guardarse los días Santos

Hay miles de creencias en los pueblos del Caribe colombiano, particularmente en relación con la conmemoración de la Pasión de Cristo, conocida como Semana Santa. Algunas de estas creencias históricas han sido más radicales que otras, pero lo cierto es que muchas se mantienen vigentes, porque los creyentes (y los no creyentes) se abstienen de participar en actividades que creen que pueden tener repercusiones e influir en el curso de la vida. Para la Iglesia Católica y sus feligreses, la Semana Santa, también conocida como Semana Mayor, es la celebración más importante porque, como se dijo anteriormente, conmemora el recorrido de Cristo en la tierra; por lo que con base en lo que representa esa Semana, surgen una serie de creencias que explican cómo vivir la Semana Santa correctamente y qué evitar hacer porque es una ofensa a Cristo. 

Como resultado, en Colombia, hay una serie de creencias que todos hemos escuchado en algún momento, algunas de las cuales están asociadas con los castigos impuestos a las personas que desobedecieron las advertencias sobre no realizar ciertas acciones durante la Semana Santa; mientras que otras están asociadas con situaciones que Cristo experimentó, como no clavar puntillas durante los días santos porque está asociado con su sufrimiento en la cruz. La Semana Santa ha comenzado, y como católica, estoy preparada para recibirla de la mejor manera posible, yendo a la iglesia el Domingo de Ramos, día en que conmemoramos la entrada de Jesucristo en Jerusalén, y es una celebración en mi pueblo, porque la gente comienza a prepararse para asistir temprano a la iglesia. La Misa dominical de Ramos y el Sermón de las Siete Palabras del Viernes Santo han demostrado ser los más importantes para mi familia, así que hemos acudido año tras año. 

Sin embargo, como pasa en los pueblos, siempre hemos escuchado una anécdota tras otra, especialmente de parte de personas mayores, sobre eventos que ocurrieron durante esta Semana que han hecho que mi familia y yo la vivamos con más respeto. Mucho se habla de la densa energía de los días santos, porque son dos de los más fundamentales de la Semana Santa, jueves y viernes santos, por lo que generan un sinfín de restricciones o prohibiciones que, de una forma u otra, definen el comportamiento de las personas, entre ellas mi familia y yo. Crecí rodeada de las historias que mi abuela me contaba, particularmente sobre la Semana en cuestión, lo que dio origen a la idea de que más tarde llevaría conmigo todas las creencias que tenía, por la razón que fuera.

Las historias a las que me refiero sucedieron un viernes santo, comenzando con una que le sucedió a un miembro de mi familia hace más de 20 años, pero que mi abuela todavía recuerda como si hubiera sucedido ayer. Según cuentan, un hijo de mi abuela salió a beber alcohol temprano un viernes santo, a pesar de sus advertencias sobre lo que podría suceder si no respetaba el día. Más tarde, alrededor de las 10:00 p.m., mi tío caminaba hacia la casa y cuando miró detrás de él, notó a una señora vestida de blanco que lo seguía. Comenzó a correr, pero pronto se dio cuenta de que la señora llevaba un escobajo, y mi tío empezó a tocar desesperadamente en la casa, hasta que mi abuela abrió la puerta y él cayó desmayado. Según mi familia y aquellos que conocen la historia, el evento está inextricablemente ligado a la falta que cometió mi tío por no “guardarse” el viernes santo y, como resultado, ese fue su castigo por omitir que no puede consumir alcohol en los días santos.

La otra historia es un poco más reciente, porque hace unos seis años, otra hija de mi abuela tenía un taller de costura y trabajaba normalmente el jueves santo. Sin embargo, el viernes por la mañana, mientras varias tías estaban reunidas, vieron y escucharon las máquinas de coser como si alguien las estuviera usando, aunque evidentemente nadie lo estuviera. En este caso, se asocia con el hecho de que la Semana Santa es un tiempo para reflexionar y replantearse la relación con Dios, el prójimo y con uno mismo, por lo que el trabajo debe suspenderse durante este tiempo; por ello, esa fue su pena. La acción posterior a la falta, es el resultado de lo que la persona sabía desde el principio que podría padecer.

Aunque miles de personas siguen siendo escépticas de las actividades que forman parte de las celebraciones cristianas de la Semana Santa y los significados que se asocian con ellas, como no comer carne roja; vale la pena señalar que, cuando se trata de días santos, muchas personas prefieren descansar o estar en casa porque tienen conocimiento de varios sucesos o tragedias que han ocurrido en estos días, incluidos accidentes de tránsito, terremotos y otros eventos lamentables de los que hemos sido testigos o que hemos escuchado.

Algunos creen que fue una coincidencia que ocurrieran estos incidentes; no lo sé, pero creo que fue la consecuencia de algo, porque me llama la atención que este tipo de desgracias ocurran todos los años durante la Semana Santa; entonces, es mejor guardarse los días santos. 

Autor